jueves, 21 de octubre de 2010

Sobre Un Hombre y una Mujer, la película

Las Noches de los Martes: película del CineClubCancun O&CH. Vimos Un hombre y una mujer (1966), dirigida por Claude Lelouch, y después de verla, me quedé pensando en el trabajo del director, de este y de todos los directores de películas. Me imaginé los días de trabajo inhumano y enloquecedor, lod dolores de espalda, los ojos llenos de polvo, de humo, el olor de gasolina, el ruido de los motores, olor de maquillaje, sudor, luces; una serie de tensiones y demoras; una batalla constante entre el deseo y el deber, entre la visión y la realidad. Vive una angustia constante durante el rodaje, el temor de que surja algún contratiempo que no sepa solucionar. Debe tomar decisiones, tener recursos para todo y, si no, inventarlos. Luego hablaremos de grandes realizadores en la historia del cine.
Pero otra cosa que me llamó la atención, fue el montaje: esos cambios de color a blanco y negro o de color a sepia y visceversa. Sabemos que el montaje es uno de los precesos más importantes en la relización de un filme. En muchos (muchos) casos es definitivo. Ampliaremos más adelante de esta función en la realización de una película. Solo baste, por ahora, recordar a Sergei Eisenstein (El Acorazado Potemkin, Octubre, La Huelga)como uno de los padres del montaje.

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